Te acabas de convertir en mamá y, aunque llevabas meses preparándote para este momento, los primeros días te abruman. El cuerpo ha cambiado, el bebé llora y a veces no sabes el motivo porque aún estás familiarizándote con él y conociéndolo y, la lactancia, que parecía tan natural, se presenta como un reto. Si te has sentido así, no estás sola. Muchas madres viven esos primeros días con una mezcla de emoción, cansancio, dudas y un deseo profundo de hacerlo bien. En este artículo quiero acompañarte con información clara, real y empática, para que sepas qué esperar, qué señales indican que todo va bien y cuándo conviene pedir ayuda. Porque mereces vivir la lactancia con confianza, sin dolor y sabiendo que cuentas con apoyo profesional si lo necesitas.
Cambios en el pecho y en el cuerpo
Durante los primeros días tras el parto, experimentarás cambios significativos en tu cuerpo, especialmente en tus pechos, que se están adaptando a la nueva tarea de alimentar a tu bebé. Es normal notar hinchazón, sensibilidad y una sensación de plenitud, especialmente a partir del segundo o tercer día cuando se produce la subida de la leche. Este proceso puede ir acompañado de incomodidad, pero no debería ser extremadamente doloroso.
Además, es posible que notes cambios en la textura y el tamaño de tus pechos, que pueden sentirse duros, pesados o incluso calientes al tacto debido al incremento en el flujo sanguíneo y la producción inicial de leche. Estos síntomas suelen aliviarse gradualmente a medida que tu bebé va aprendiendo a alimentarse y se establece un ritmo más regular de lactancia.
También notarás cambios hormonales intensos, que pueden hacerte sentir emocionalmente más sensible, e incluso vulnerable. Estos cambios pueden reflejarse en alteraciones del estado de ánimo, mayor sensibilidad emocional o períodos cortos de tristeza y preocupación. Todo esto es completamente normal, ya que tu cuerpo está haciendo ajustes enormes para cuidar de tu pequeño. En estos momentos es importante que busques apoyo emocional en tu entorno cercano o en profesionales especializados, quienes pueden brindarte la tranquilidad y confianza necesarias durante este período de adaptación.
Recuerda que tu cuerpo está atravesando un proceso único y extraordinario, adaptándose continuamente para satisfacer las necesidades de tu bebé. Estos primeros días son cruciales para establecer una lactancia saludable, por lo que es fundamental mantenerse bien hidratada, descansar lo suficiente cuando sea posible y permitir que tu cuerpo se adapte a su propio ritmo. Cada experiencia de lactancia es diferente y aunque estos primeros días pueden parecer abrumadores, pronto descubrirás que todo irá encajando en su lugar.
Cambios normales en los pechos
Tras el parto, los pechos se preparan para iniciar el camino hacia la producción de leche madura. Los primeros días segregan calostro, un líquido espeso y dorado riquísimo en nutrientes y anticuerpos. Posteriormente, se produce lo que se conoce como «subida de la leche» y puedes notar los pechos más grandes, calientes e incluso algo molestos. Esto es fisiológico.
Cambios normales en el cuerpo
Además de los pechos, tu cuerpo entero sigue haciendo ajustes tras el parto. Es completamente normal experimentar una serie de síntomas que pueden sorprenderte, pero que forman parte del proceso natural de recuperación y adaptación:
Contracciones uterinas durante la lactancia, conocidas como entuertos. Estas ayudan a que el útero vuelva progresivamente a su tamaño original. En primeras maternidades son menos notorios, pero en segundas experiencias, las madres los notamos más clara e intensamente.
Sudoración excesiva, especialmente por la noche. Es una forma de eliminar el exceso de líquidos retenidos durante el embarazo.
Aumento del hambre y, sobre todo, de la sed, especialmente durante las tomas de tu pequeño: tu cuerpo necesita más energía y líquidos para producir leche.
Flujo vaginal (loquios): una secreción normal que puede durar varias semanas tras el parto.
Cambios emocionales: desde una gran sensibilidad hasta el famoso «baby blues», que suele desaparecer en pocos días. Si persiste, es importante consultar, puesto que podemos estar pasando por alto situaciones de mayor calaje a nivel emocional y psicológico, que pueden requerir ayuda adicional.
Estos cambios pueden ser intensos, pero son completamente normales. Lo importante es que te escuches, te cuides y pidas apoyo si algo, por mínimo que te parezca, te preocupa.
¿Qué es normal y qué no durante los primeros días de lactancia?
Durante los primeros días de lactancia, es esencial que como madre puedas distinguir entre lo que se considera una molestia común y pasajera y lo que puede ser una señal de alerta. Esta distinción puede ayudarte a actuar a tiempo, evitar complicaciones y vivir tu lactancia con mayor confianza y seguridad.
Es normal tener dudas: la lactancia está rodeada de expectativas idealizadas que a menudo no coinciden con la realidad. Puede que hayas escuchado que todo fluirá naturalmente, pero muchas veces se necesita observación, acompañamiento y ajustes para lograr una experiencia placentera. Por eso, conocer qué molestias pueden considerarse dentro de lo esperado —y cuáles requieren atención— te empodera y te permite tomar decisiones informadas.
Señales normales (aunque incómodas)
Hay una serie de síntomas que, aunque pueden resultar molestos o incómodos, se consideran habituales en los primeros días de lactancia:
- Molestias al inicio de la toma: es normal sentir cierta sensibilidad cuando el bebé empieza a succionar, especialmente si es tu primera lactancia o si el agarre aún está perfeccionándose. Esta molestia debe disminuir a los pocos segundos y no mantenerse durante toda la toma.
- Sensibilidad moderada en los pezones: los pezones pueden sentirse más sensibles de lo habitual debido al aumento de la fricción por la succión. Esta sensibilidad suele mejorar con el paso de los días si el agarre es correcto.
- Cambios en el apetito y sed aumentada: la producción de leche requiere mucha energía e hidratación. Sentir más hambre y sed es completamente normal y forma parte de la adaptación de tu cuerpo.
- Tomas muy frecuentes: el recién nacido tiene un estómago muy pequeño y necesita alimentarse a menudo. Además el calostro y la leche materna tienen un efecto “laxante”, que favorece la evacuación de au intestino. Las tomas cada hora o cada dos horas pueden ser parte del establecimiento de la producción de leche.
Si bien estas señales pueden generar incomodidad, son indicadores de que tu cuerpo está en proceso de adaptación y de que la lactancia se está poniendo en marcha. Sin embargo, hay situaciones que no deben normalizarse.
Signos que indican que algo no va bien
Algunos síntomas pueden ser indicativos de que algo no está funcionando correctamente y es importante consultar con una profesional especializada cuanto antes:
- Dolor intenso y persistente durante las tomas: si el dolor no mejora con el paso de los días o si cada toma se convierte en una experiencia dolorosa, puede haber un problema de agarre o alguna causa subyacente como un frenillo limitante.
- Grietas profundas o sangrado en los pezones: aunque puede haber sensibilidad, las heridas visibles, sangrantes o muy dolorosas no son normales y requieren atención inmediata.
- Hinchazón severa de los pechos: si tus pechos están extremadamente duros, calientes y doloridos, puede haber una acumulación excesiva de leche por una obstrucción de los conductos que dificulta la salida y el agarre del bebé.
- Síntomas generales como fiebre, escalofríos o malestar general: estos pueden ser señales de una infección como la mastitis, que requiere tratamiento específico.
- El bebé no moja suficientes pañales o parece no estar saciado: esto puede indicar que no está recibiendo suficiente leche, y es un motivo claro para realizar una valoración del agarre y de la producción de leche.
- Pezones deformados tras la toma: si el pezón sale aplastado, en forma de barra de labios o con pliegues, puede ser señal de un agarre inadecuado.
- Chasquidos: un sonido de chasquido de tu bebé mientras mama nos está indicando que su lengua pierde el sellado al pecho. Es conveniente revisar el agarre y valorar también su función lingual.
- Callo de succión en el labio del bebé: una pequeña ampolla blanca puede indicar que el bebé está haciendo más esfuerzo del necesario para extraer la leche.
- Excasa subida de peso del bebé: una subida ponderal excasa o un cambio muy drástico de percentiles, ha de ser vigilado y revisado, verificando que el pequeño está consiguiendo extraer suficiente leche.
Identificar estos signos a tiempo y actuar con ayuda profesional marca una gran diferencia en tu experiencia de lactancia. Recuerda: sentirte cuidada, escuchada y acompañada desde el primer día es clave para disfrutar de esta etapa tan importante para ti y para tu bebé.
Cuándo pedir ayuda profesional
No tienes que esperar a que el dolor se vuelva insoportable o a que las dudas se acumulen para buscar apoyo. Si sientes que algo no va bien, que tu bebé no se alimenta con tranquilidad o simplemente te gustaría asegurarte de que todo está bien, es un buen momento para pedir ayuda.
Una valoración profesional a tiempo puede ahorrarte días (o semanas) de incomodidad y ayudarte a disfrutar de la lactancia desde el principio. Puedes empezar revisando si tu bebé tiene un buen agarre, algo esencial para evitar muchas de las molestias más comunes. En este artículo te explico cómo identificarlo: ¿Tu bebé tiene un buen agarre? Descúbrelo aquí.
Recuerda que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de amor y cuidado hacia ti y tu bebé. Estás aprendiendo y tener una guía en este proceso puede marcar una diferencia enorme en cómo vives tu maternidad.
Beneficios de una valoración temprana
- Corrección del agarre antes de que cause dolor.
- Prevención de mastitis, ingurgitaciones o grietas.
- Detección de dificultades como frenillo corto o tensiones posturales.
- Apoyo emocional y técnico desde el principio.
Cómo puede ayudarte la fisioterapia en lactancia
Acompañarte en esta etapa es mi vocación. Como fisioterapeuta especializada en lactancia materna, sé lo importante que es que te sientas tranquila, segura y sin dolor. Por eso, mi objetivo es ayudarte a encontrar soluciones prácticas, basadas en la ciencia y en la escucha activa.
En mis sesiones:
- Evalúo el agarre y la postura del bebé para que cada toma sea cómoda y efectiva.
- Valoro la estructura musculoesquelética del bebé para detectar tensiones o limitaciones que puedan interferir.
- Trato complicaciones como mastitis, ingurgitaciones, grietas o dolor, con técnicas específicas de fisioterapia.
- Te acompaño sin juicios, respetando tus decisiones y dándote herramientas para que vivas la lactancia con confianza.
Si estás pasando por alguna dificultad o simplemente quieres asegurarte de que todo va bien, aquí estoy para acompañarte. Puedes conocer más sobre mis servicios de fisioterapia en lactancia aquí.
Primeros días de Lactancia: Estar acompañada puede marcar la diferencia
Los primeros días de lactancia pueden ser tan intensos como maravillosos. Estás conociendo a tu bebé, adaptándote a su ritmo y a tus nuevas emociones. Es natural tener dudas, sentirte algo perdida o insegura. Lo importante es que sepas que no estás sola. Un buen agarre es clave para que la lactancia sea una experiencia agradable, sin dolor y para que ambos —tú y tu bebé— estéis bien alimentados, física y emocionalmente.
Si en algún momento sientes que necesitas ayuda, no lo dudes: buscar apoyo es el primer paso para ganar confianza y disfrutar más del camino. Yo estaré encantada de acompañarte, puedes contactar conmigo si lo necesitas.
¿No sabes por dónde empezar? Puedes comenzar con esta guía completa para iniciar la lactancia con confianza.