La mastitis es una de las experiencias más dolorosas y desconcertantes que puede atravesar una madre lactante. Aparece, a menudo, de forma repentina y puede hacer que muchas mujeres se planteen si continuar o no con la lactancia.
Por mi experiencia, sé que una intervención adecuada, basada en evidencia, puede marcar una gran diferencia. Este texto te dará una visión clara y completa sobre qué es la mastitis, cómo abordarla y, sobre todo, cómo superarla sin renunciar a tu lactancia, si tú así lo deseas.
¿Qué es la mastitis?
La mastitis es una inflamación del tejido mamario, que puede o no estar acompañada de infección. Existen distintas formas de presentación, pero todas tienen algo en común: provocan dolor, malestar general y mucha angustia.
Los tipos más comunes son:
- Mastitis aguda: es la que cursa con inflamación visible, fiebre (> 38,5 °C), dolor, enrojecimiento. En estos casos es posible la infección bacteriana.
- Mastitis subaguda: es la que aparece con dolor interno profundo, sin fiebre ni signos externos. A menudo está relacionada con obstrucción o infección ductal más sutil.
Y esto, ¿por qué ocurre?
Las causas que originan las mastitis y los abscesos son diversas, pero entre las causas más frecuentes, son:
- Tomas demasiado espaciadas
- Vaciamiento incompleto del pecho
- Compresión por ropa o sujetadores apretados que comprimen los conductos
- Grietas o fisuras en el pezón que permiten la entrada de bacterias
- Bajadas de defensas, estrés, cansancio extremo…
¿Qué puedo hacer si tengo una mastitis?
Quienes nos dedicamos al mundo de la diada, vemos demasiado a menudo, que la mastitis es una gran olvidada -o, más bien, ignorada- en el mundo de la lactancia.
En cualquier situación médica donde se sospecha una infección, se presta atención, a veces con excesivo celo preventivo y se hacen analítica o cultivos para saber qué tratamiento aplicar. Incluso vemos muchas situaciones en las que se pautan antibióticos, sin disponer de datos clínicos definitivos que respalden dicho abordaje , simplemente porque el “ojo clínico” del profesional así lo estima oportuno.
¿Por qué entonces con las mastitis no sucede así? Es una pregunta que, a veces, me lleva a rebelarme y sentir enfado y frustración, cuando acompaño a las madres en situaciones así y veo repetidamente la falta de importancia y de atención basada en la evidencia clínica y científica que se le da a esta realidad.
Sé que el mundo de la lactancia está muy abandonado en algunos aspectos y éste, bajo mi punto de vista, es uno de ellos. No todos los profesionales prestan la atención que requiere un cuadro de mastitis o absceso por desconocimiento de la entidad y, desgraciadamente, realizan abordajes que vemos que no solucionan el problema, haciendo peregrinar a las madres que lo sufren, además de hacerlas sentir que tienen que “mendigar” ser atendidas o insistir en que les hagan ciertas pruebas o se les pauten tratamientos específicos.
Aquí voy a compartirte los puntos clave del tratamiento, basados en la Guía PRIOAM y en la evidencia que existe, para que tengas toda la información y los abordajes eficaces en caso de mastitis o absceso. De esta manera, tendrás en tu mano argumentos que ofrecer a quienes te atiendan, desde el conocimiento veraz y respaldado por la ciencia, en el caso de que te enfrentes a esta situación.
En primer lugar: Continúa amamantando
Es seguro y necesario, por el vaciado de la leche, sobre todo en el pecho afectado. Las obstrucciones con las que se inician los procesos de mastitis o abscesos, necesitan ser drenadas y, nadie mejor ni con más habilidad para ello, que tu criatura mamando.
Como consejos prácticos, te sugiero que:
- Empieces la toma por el pecho inflamado.
- Varíes la posición del peque mamando para vaciar bien todos los conductos.
- Si doliera demasiado, puedes comenzar con el otro pecho y volver luego o extraer manualmente un poco antes de colocar al bebé
- Si tu bebé no mama suficiente, termina de vaciar completamente el pecho usando extracción manual o un sacaleches.
El vaciamiento frecuente es parte fundamental del tratamiento. No dejes que el pecho se llene en exceso.
No se trata de sufrir y aguantar estoicamente
La mastitis y el absceso son procesos que cursan con inflamación y dolor, así que, al igual que cuando tenemos un problema muscular o articular, por ejemplo, y se precisa tratamiento antinflamatorio o analgésico, aquí ocurre igual. Además, hay otras estrategias que puedes utilizar para mejorar las sensaciones y los síntomas, como por ejemplo:
- Antes de dar el pecho aplicar calor local (ducha tibia o compresa caliente).
- Después de la toma, colocar frío local (bolsa fría o hielo envuelto).
Tomar Ibuprofeno, puesto que es seguro en lactancia y alivia el dolor y disminuye la inflamación. Mejor que paracetamol para estos casos. Si tienes dudas, siempre consulta con tu médico y recuerda que puedes verificar el uso de medicamentos seguros en lactancia en e-lactancia.org.
Y entonces , ¿cuándo debería consultar con un profesional sanitario?
A veces, tenéis dudas de si lo que os ocurre necesita ser revisado por el médico, acudir a la matrona o directamente a urgencias.
Si sientes pinchazos en pezón o dentro del pecho de manera persistente durante o después de la toma que no remite tras 24-48h, tienes febrícula o fiebre, sensación de cuadro gripal o mal estado general, junto con una zona enrojecida en el pecho, signo de fóvea (la zona enrojecida se pone blanca al ser presionada y tarda unos segundos en recuperar el color y la forma original), un bulto que no desaparece o detectas alguna secreción purulenta, es el momento de acudir a un centro médico.
En estos casos sería ideal y concluyente, un cultivo de leche junto con un antibiograma, para saber si es necesario un antibiótico, como cefalexina o cefadroxilo (seguros en lactancia).
Pero ¿es necesario un cultivo de leche?
A ver, nos encantaría que se hicieran más cultivos de leche, porque partimos de una realidad en la que apenas se hacen y muchos casos empeoran, precisamente, por no hacer abordajes específicos.
Ahora bien, la evidencia clínica, empírica, también permite a los profesionales sanitarios “abusar” un poco más del “ojo clínico” precisamente porque la experiencia es un grado.
En cualquier caso, si no mejoras tras 48 h de antibióticos, has tenido mastitis en más de una ocasión, se sospecha de un germen resistente, la infección se ha adquirido tras un ingreso en hospital por otras causas o la pauta de antibióticos ha sido de aquéllos denominados de “amplio espectro”, es el momento de solicitar un cultivo. El cultivo ayuda a identificar la bacteria exacta y elegir el tratamiento más eficaz.
Absceso: el desenlace de la mastitis que, por desgracia, nunca se fue
Cuando una mastitis no se resuelve y las colonias de bacterias se multiplican, se puede generar un absceso, es decir, una acumulación de pus que requerirá ser abierto y drenado, con aguja o cirugía menor, con guiado ecográfico y posterior administración de antibióticos.
Además, para garantizar que se elimina totalmente el pus, se mantiene un tubo de drenaje desde la zona intervenida hacia el exterior, supervisando de cerca la evolución.
Como verás, es una situación urgente de tratar, por las posibles consecuencias de tener un foco infeccioso provocado por bacterias como estreptococos o estafilococos diversos. Muchas de estas bacterias forman parte de la microbiota normal de la piel, intestino o tracto respiratorio, pero son patógenas cuando acceden a sitios estériles (como la glándula mamaria) o en personas con defensas bajas.
Así que, lo de tener un absceso, no es ninguna tontería: son potencialmente peligrosos por la posibilidad de que la infección llegue a la sangre, de solución compleja y requieren vigilancia en su evolución.
La lactancia con un absceso, habrás imaginado, que se puede complicar un poquito, ¿verdad?.
Pero, que no cunda el pánico: la lactancia puede continuar sin ninguna contraindicación.
En estos casos puedes seguir dando el pecho con normalidad, sabiendo que sigue siendo fundamental vaciarlo con frecuencia y simplemente teniendo cuidado de mantener, lo más aséptica posible, la zona de salida del drenaje en el pecho afectado.
Desde la fisioterapia especializada en lactancia qué podemos hacer en una mastitis o un absceso mamario
Como ya sabes, creo firmemente en el trabajo multidisciplinar y si estás atravesando por esta situación, la fisioterapia especializada en lactancia puede ayudar de forma coordinada con el equipo médico.
En el caso de las mastitis podemos trabajar manualmente los tejidos para mejorar el drenaje, el correcto nivel de tensiones y deslizamiento de planos fasciales y musculares, así como ofrecerte pautas que mejoren el vaciado del pecho.
También podemos analizar y trabajar las causas que pueden estar ocasionando ese mal vaciado en las tomas, así como identificar y trabajar las causas del mal agarre que suele acompañar con frecuencia a estas situaciones.
En caso de los abscesos, podemos disminuir la congestión en zonas vecinas y preparar el tejido antes del procedimiento quirúrgico y favorecer la reabsorción del edema, mejorar la movilidad del tejido y aliviar el dolor residual tras la intervención.
Estudios como los de Pamela Douglas (gestora de la técnica Gestalt Breastfeeding) subrayan la importancia del manejo biomecánico y postural del pecho en lactancias complicadas y por supuesto, no podemos olvidar el acompañamiento que, desde la fisioterapia podemos hacer, con técnicas de relajación desde el movimiento, la ergonomía y las estrategias de manejo del dolor.
Cuidarte también es tratarte
La mastitis no solo es una inflamación: muchas veces es la forma que tiene tu cuerpo de decirte que pares, que necesitas descanso, cuidado y atención. No estás sola ni tienes que aguantar en silencio.
Con el apoyo adecuado, es posible aliviar el dolor, prevenir complicaciones y continuar con tu lactancia si así lo deseas. Escuchar a tu cuerpo y rodearte de profesionales que entienden lo que estás viviendo marca la diferencia.
Estoy aquí para acompañarte: desde el primer síntoma hasta que vuelvas a sentirte segura y tranquila con tu lactancia.
¿Notas molestias? ¿Tienes dudas?