La maternidad es un viaje maravilloso, lleno de vivencias, experiencias y aprendizajes diarios. Nuestro pequeño va explorando y descubriendo el mundo que le rodea y lo hace principalmente, a través de su propio desarrollo corporal y sensorial. Nuestra maravillosa misión como padres, es acompañar, ayudar, guiar y ser felices observando su cambio, crecimiento y evolución.
Los primeros meses y años de vida son un viaje lleno de cambios: cada día el bebé descubre nuevas posturas y gestos, aprende a controlar su cabeza, da la vuelta, se sienta, gatea y, poco a poco, empieza a caminar. Aunque cada niño sigue su propio ritmo, a veces al observar a nuestro pequeño, descubrimos ciertos aspectos o patrones que nos parecen “extraños” o peculiares en nuestros bebés o surgen pequeñas dificultades o retos que pueden preocuparnos.
Ahí es donde entra en juego la fisioterapia pediátrica, una especialidad que acompaña a los bebés y niños en su desarrollo, ayudando a prevenir y tratando problemas comunes y ofreciendo herramientas prácticas para las familias.
¿Qué hacemos los fisioterapeutas pediátricos?
Los fisioterapeutas pediátricos observamos cómo se mueve y crece el niño:
- Valoramos postura, tono muscular, movimiento, simetrías o asimetrías
- Comprobamos si los hitos del desarrollo aparecen en los tiempos esperados
- Evaluamos cómo succiona, traga y respira durante la lactancia
- Intervenimos directamente con técnicas manuales, trabajando restricciones de movimiento, limitaciones articulares, alteraciones de los sistemas de regulación nerviosa, con el objetivo de que el “terreno” se encuentre en el mejor estado posible, para que el sistema nervioso explore acciones, movimientos o funciones que antes podían mostrarse limitadas o alteradas.
- Enseñamos a las familias cómo favorecer el desarrollo en casa a través del juego y la interacción diaria
En resumen: detectamos, valoramos, tratamos y acompañamos
¿Cuándo acudir a un fisioterapeuta pediátrico?
Normalmente, si no ha habido situaciones atípicas o complicaciones durante el embarazo o el parto, la alimentación del bebé está yendo correctamente y no hay nada que nos “llame la atención”, solemos recomendar a las familias una revisión de fisioterapia pediátrica alrededor del mes de vida.
Otras veces, la familia quiere simplemente verificar que todo marcha “viento en popa”.
Y, desde luego, recomendamos revisión cuando en casa se observa cualquier alteración o patrón que se salga de la norma, como por ejemplo: aplanamientos craneales, problemas con la alimentación, alteraciones digestivas, movimientos limitados, falta o exceso de reacción a estímulos, bebés muy letárgicos o excesivamente reactivos…
Plagiocefalia y tortícolis
La plagiocefalia posicional (esos aplanamientos de un lado o la parte posterior y central de la cabeza) suele ir asociada a tortícolis congénita, pero no exclusivamente.
Las plagiocefalias JAMÁS son meramente estéticas. Un aplanamiento del cráneo es síntoma de una dificultad en la movilidad cervical y ha de ser tratada. La estética no es el problema, sino la asimetría, que la falta de movimiento en el cuello del bebé, condicionará el desarrollo del movimiento simétrico y de la consecución de los distintos “hitos” en su desarrollo neuromotor.
En consulta valoramos y tratamos la disfunción, buscando restaurar la movilidad y facilitamos así que el bebé utilice ambos lados de su cuerpo simétricamente. Así el sistema nervioso aprende a moverse de manera más equilibrada. También recomendamos pautas de juego y estimulación que refuercen el trabajo realizado.
Bajo tono muscular (hipotonía)
Cuando un bebé parece más “blandito” de lo normal, le cuesta sostener la cabeza, se fatiga al mamar, muestra el tronco o las extremidades como “laxas”…la fisioterapia busca dar estabilidad articular y trabajar el aumento de tono y la fuerza de la musculatura. De esta forma, el bebé podrá ir explorando las posturas y movimientos que estaban fuera de su alcance y su sistema nervioso empezará a organizar la fuerza y la coordinación para el correcto desarrollo.
La valoración de estos casos, también es relevante de cara a derivar la situación al especialista, para descartar o diagnosticar de manera temprana, cualquier daño neurológico.
Retrasos en los hitos del desarrollo
Si un bebé no rueda, no se sienta, no camina dentro de los intervalos de tiempo estimados como normales, hace cualquiera de estos movimientos de forma atípica o asimétrica o alcanza hitos extremada y llamativamente pronto, no basta con esperar.
Los fisioterapeutas intervenimos directamente sobre los patrones de movimiento poco eficaces o compensatorios, buscamos equilibrar tejidos restringidos para facilitar que el sistema nervioso pueda desarrollar patrones de movimiento funcionales y eficaces de modo que el niño tenga acceso a ellos sin compensaciones.
Una vez abiertas las nuevas posibilidades, guiamos a la familia en el proceso, con juegos y actividades para consolidar los aprendizajes.
Dificultades orales y de alimentación
Cuando hay problemas de succión, deglución o coordinación, limitaciones de movilidad de la lengua, restricciones articulares, etc, buscamos valorar y tratar todo tejido o sistema que presente alteraciones y cuya disfunción esté alterando la función oral.
No tratamos aisladamente tejidos, sino que evaluamos la función y la inter-relación de todas las estructuras y sistemas que repercuten sobre la función de alimentarse. Así ayudamos a mejorar de base la alimentación y buscamos proporcionar al bebé una base sólida para las intervenciones logopédicas necesarias para trabajar, mejorar o recuperar funciones que son fundamentales, vitales.
La importancia de la Fisioterapia antes de cirugías o intervenciones logopédicas
En casos como el frenillo lingual corto, recurrir a la fisioterapia previa a otras intervenciones como cirugía o logopedia, es un plus, porque prepara el terreno: mejora la movilidad orofacial, optimiza la función muscular y facilita patrones más libres y esto permite, a otros profesionales, cosas tan relevantes como diagnósticos más claros (discriminando mejor lo que depende del frenillo de lo que no) y una mejor disposición de los tejidos y estructuras en el bebé, así como un estado de equilibrio y regulación del sistema nervioso autónomo.
De esta manera, si se realizara una cirugía o se necesitara una intervención logopédica por cualquier motivo, podremos impactar positivamente en la eficacia de estos tratamientos y en los procesos de cicatrización o de aprendizaje de funciones que estaban limitadas, ya que habremos ayudado a eliminar las compensaciones y habremos mejorado las vías de comunicación del sistema nervioso.
Desregulación del sistema nervioso autónomo
El sistema nervioso autónomo se encarga de regular el sueño, la presión arterial, la frecuencia cardiaca, la respuesta vascular y muscular, las funciones viscerales, la respiración, la respuesta frente al estrés… Vamos, que es la novia en la boda, el niño en el bautizo… Ya sabéis a qué me refiero. Es quien gobierna absolutamente todas las respuestas automáticas e involuntarias de nuestro cuerpo, así que, mejor que esté bien “calibrado”, ¿verdad?
Se divide en dos sistemas que regulan de manera “opuesta” las respuestas automáticas a estresores externos o internos. Para entendernos, de forma muy general, el sistema autónomo ortosimpático se encarga de ponernos en modo “lucha/huída” (ya hablaremos en otro momento de la tercera respuesta que puede presentar) y el autónomo parasimpático es el que nos pone en modo “chill-out”.
Ambas vías son necesarias para adaptarnos a los retos y cambios del entorno o de nuestro medio interno, pero ¿qué ocurre si algo pone al cuerpo en alerta de modo continuo, como por ejemplo, no poder alimentarme, tener una alergia a algo que hay en mi comida, tener una disfunción biomecánica en la base cráneo-cervical (más abajo se entiende porqué es relevante este punto)..?
Pues que pueden aparecer síntomas como muy diversos como llanto inconsolable, cólicos, síntomas digestivos, descoordinación en los patrones de deglución y respiración, despertares constantes o letargia, hipersensibilidad, hiperexcitabilidad…
Cuando las familias acuden a nosotros por estos motivos vienen realmente preocupadas, porque no entienden qué le ocurre a su bebé, así que tras una toma de datos detallada, valoramos al bebé y tratamos todas las zonas, estructuras y sistemas que repercuten sobre la activación/desactivación de los sistemas ortosimpático y parasimpático y su “Capitán General”, el nervio Vago.
El nervio que VAGA (el nervio Vago), en su largo camino desde el bulbo raquídeo (intracraneal) hasta el ángulo esplénico del colon, puede verse comprometido, comprimido, excitado/hiperactivado, traccionado…por las estructuras y sistemas que lo rodean y que tiene que atravesar (en su salida del cráneo por el Agujero Rasgado Posterior puede encontrar una disminución del espacio por el que discurre por una disfunción biomecánica en la base cráneo-cervical, como os indicaba arriba) o ver alterada su información al sistema nervioso central por una hiperactividad inmune (APLV, por ejemplo).
En la sesión, trabajamos con técnicas manuales específicas para regular el sistema nervioso autónomo, buscando que recupere su capacidad de adaptación a los cambios y al entorno, con respuestas más ajustadas y moderadas.
¿Cuándo conviene pedir una valoración a un fisioterapeuta pediátrico?
- Si el bebé ha presentado posturas transversales o podálicas en las últimas semanas de embarazo.
- Si el parto ha sido extremadamente largo o corto o ha sido necesario usar instrumental
- Si el bebé gira siempre la cabeza hacia el mismo lado o tiene un aplanamiento craneal.
- Si le cuesta sostener la cabeza o parece “debilitado”.
- Si no logra un hito motor en la franja de edad esperada.
- Si presenta dificultades para succionar, tragar o alimentarse.
- Si observamos síntomas digestivos como reflujo, cólicos, estreñimiento…
- Si llora de manera inconsolable, se sobresalta fácilmente o tiene problemas persistentes para dormir.
Qué puedes esperar del tratamiento de fisioterapia
- Recuperar la simetría y la movilidad en casos de plagiocefalia o tortícolis.
- Activación y organización neuromuscular en bebés con bajo tono.
- Avances en el desarrollo motor al abrir posibilidades de movimiento antes limitadas.
- Facilitación de la alimentación y succión eficaz, gracias a la mejora de la movilidad orofacial y la normalización biomecánica.
- Mayor eficacia de intervenciones quirúrgicas o logopédicas, tras preparar el sistema músculo esquelético y nervioso.
- Mejor regulación fisiológica y emocional, con beneficios en sueño, digestión y calma.
La importancia de elegir un fisioterapeuta pediátrico profesional
El fisioterapeuta pediátrico debe contar con formación específica y actualizada, usar herramientas basadas en evidencia y trabajar en coordinación con pediatras, logopedas y otros profesionales. Así se garantiza que el tratamiento sea seguro, integral y centrado en la familia.
Si tienes dudas sobre el desarrollo, el sueño, la postura o la alimentación de tu bebé, no esperes a que “se le pase”. Una valoración temprana con fisioterapia pediátrica puede marcar la diferencia, porque en los primeros meses el cuerpo y el cerebro tienen una enorme capacidad de cambio y adaptación.
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