¿Has sentido alguna vez esa sensación de inquietud cuando llega el verano y sabes que tu bebé necesitará amamantar más a menudo debido al calor? No estás sola. Miles de madres lactantes experimentan esa mezcla de emoción por disfrutar del buen tiempo y preocupación por cómo el calor, el cloro de las piscinas y la mayor demanda de tomas pueden afectar a sus pechos.
El verano debería ser sinónimo de libertad, descanso y momentos especiales en familia. Sin embargo, para muchas madres que dan el pecho, esta estación puede convertirse en un desafío cuando aparecen irritaciones, grietas o molestias que hacen que amamantar se vuelva incómodo o incluso doloroso. La buena noticia es que con los cuidados adecuados, puedes disfrutar plenamente de la lactancia en verano mientras proteges la salud de tu pecho.
El verano es una estación maravillosa para disfrutar del aire libre, el mar y la piscina. Pero para las madres lactantes, también puede presentar ciertos retos que afectan al bienestar del pecho. El calor, la humedad, el cloro, la sal o el roce constante pueden irritar la piel y hacer más incómoda la experiencia de amamantar. Por eso, cuidar el pecho en verano es clave para seguir disfrutando de la lactancia con comodidad y bienestar.
¿Por qué es importante cuidar el pecho durante la lactancia en verano?
Aumento de tomas por el calor
Cuando suben las temperaturas, los bebés demandan más el pecho para hidratarse. Durante los meses más calurosos, es completamente normal que tu bebé quiera mamar con mayor frecuencia, ya que la leche materna es su principal fuente de hidratación. Esto significa más tomas al día, y por tanto, más roce en la piel del pezón y la areola.
Esta mayor demanda puede provocar que los problemas de pecho durante la lactancia se intensifiquen si no tomamos las precauciones adecuadas. Es importante entender que cuando hay más tomas por el calor, también aumenta la probabilidad de que aparezcan molestias.
Irritación por sal, cloro, sudor y humedad
Los baños en el mar o en la piscina, junto al sudor y la humedad de los sujetadores o camisetas, pueden provocar irritaciones cutáneas que empeoran con el roce constante del amamantamiento. El cloro de las piscinas puede alterar el pH natural de la piel, mientras que la sal marina puede resecarla excesivamente.
La combinación de estos factores con la mayor frecuencia de tomas puede crear un ambiente propicio para la irritación del pecho, especialmente en la zona más sensible del pezón y la areola.
Riesgo de grietas o sobrecarga del tejido mamario
Una piel más seca, más expuesta y más friccionada está más propensa a agrietarse o inflamarse. Las grietas o la irritación del pezón en verano pueden ser un quebradero de cabeza y pueden aparecer tanto por la sequedad como por el aumento de la fricción.
Además, si se lleva ropa muy ajustada o tejidos sintéticos que no permiten la transpiración, el pecho puede verse comprimido y dificultarse la salida de la leche, lo que puede llevar a obstrucciones o mastitis.
Cuidados esenciales del pecho en verano
Cómo secar correctamente el pecho después del baño
Tras cada baño en piscina o mar, sobre todo si presentamos incomodidad o zonas con irritación, puede ser recomendable realizar un lavado con agua y algún jabón específico, como los que se recomiendan para lavar los puntos de una cesárea o de una episiotomía, seguido de un secado correcto del pecho. Seca suavemente con una toalla de algodón, sin frotar, realizando movimientos de presión suave. El cloro y la sal pueden resecar la piel y alterar el pH natural, así que es recomendable retirarlos bien y evitar que queden restos al aire.
Después del secado, permite que la zona del pecho se airee unos minutos antes de vestirte. Este simple gesto puede marcar la diferencia en la prevención de irritaciones y es uno de los consejos de la lactancia en verano más efectivos.
Hidratación adecuada sin obstruir la piel
Durante la lactancia en verano, la hidratación del pecho puede requerir especial atención. La exposición a cloro, sal y más sol, junto con el aumento de las tomas de tu bebé, como hemos dicho, pueden provocar sequedad o irritación. Es importante elegir productos que nutran la piel sin crear una barrera impermeable que impida la transpiración natural.
Siempre recomendamos evitar cremas con lanolina o con base de parafina, ya que forman una capa impermeable que impide que la piel respire y macerar el tejido que tapan. En su lugar, puedes utilizar aceites secos en spray, con base de vitamina E, que ayudan a mejorar el estado de la piel, sin dejar residuos ni ocluir los poros.
Para las madres que prefieren alternativas naturales, el aceite de coco virgen, la manteca de karité o el aceite de almendras dulces, pueden ser opciones efectivas para mantener la piel hidratada, eso sí, en cantidades moderadas, puesto que siguen siendo aceites y, aunque luego se absorban, crearán una película al principio de ser aplicados.
Tejidos y ropa: más natural siempre es mejor
La elección del vestuario puede marcar la diferencia en el cuidado de la piel del pecho durante el verano. Prioriza ropa de algodón o lino, materiales naturales, sin fibras sintéticas y transpirables que permitan que la piel transpire. Estos tejidos naturales absorben la humedad y facilitan la evaporación del sudor.
Evita prendas que compriman demasiado el pecho o tengan costuras marcadas que puedan rozar. Los sujetadores con aros pueden ser especialmente problemáticos en verano, ya que pueden crear puntos de presión que, combinados con el sudor, aumenten el riesgo de irritaciones, además de poder dar pie a posibles obstrucciones en los cuadrantes inferiores del pecho.
Siempre que puedas, permite que el pecho esté al aire un rato al día, especialmente después de las tomas. Esto favorece la ventilación y la salud de la piel, siendo uno de los consejos más efectivos para prevenir problemas durante la lactancia en verano.
¿Qué pasa cuando hay más tomas por el calor?
El aumento de la demanda por parte del bebé puede provocar una fricción excesiva en la zona del pezón y la areola. Cuando amamantar con calor se convierte en un reto, es importante ajustar nuestras estrategias de cuidado.
Para prevenir molestias durante estas tomas más frecuentes:
- Observa que el agarre sea correcto en cada toma, ya que un mal agarre se vuelve más problemático cuando hay más frecuencia
- Cambia de posición con frecuencia para evitar siempre el mismo punto de contacto
- Asegúrate de que la piel esté hidratada y seca antes de cada toma
- Considera usar almohadillas de lactancia transpirables y de fibras como bambú o algodón para absorber el exceso de humedad
Mitos comunes sobre la lactancia en verano
"No puedes amamantar después de bañarte en el mar"
Este es uno de los mitos más extendidos. La realidad es que puedes amamantar perfectamente después de un baño en el mar, simplemente asegúrate de enjuagar bien la zona del pecho con agua dulce para eliminar la sal y secar suavemente.
"El cloro de la piscina pasa a la leche materna"
Falso. El cloro que puede quedar en la piel tras el baño en piscina no pasa a la leche materna. Sin embargo, es recomendable ducharse después del baño para eliminar el cloro, para aliviar la piel, así como evitar que el bebé reciba sus restos directamente de la piel del pecho al mamar.
"En verano hay más crisis de lactancia por descenso de la producción"
Para nada. Durante los meses más calurosos, los bebés necesitan más hidratación y la leche materna es la mejor fuente. Por eso, es totalmente normal que pidan más tomas, cada menos tiempo y esto no indica ningún problema.
"Si sudo mucho, la leche cambia de sabor"
El sudor no afecta al sabor de la leche materna. Sin embargo, si notas que tu bebé rechaza el pecho después de hacer ejercicio o sudar mucho, puede ser por el sabor salado que queda en la piel. Un simple enjuague resuelve este problema.
"Los problemas son inevitables en verano"
Aunque el verano presenta desafíos adicionales, los problemas no son inevitables. Con los cuidados adecuados y siguiendo estos consejos de la lactancia en verano, puedes disfrutar de esta estación sin complicaciones.
Nutrición e hidratación internas: las claves olvidadas
No podemos hablar de cuidados del pecho en verano sin mencionar la importancia de la nutrición e hidratación maternas. Cuando amamantar con calor se vuelve más desafiante, tu cuerpo necesita más líquidos y nutrientes que “alimenten” tu piel.
No olvidemos que hidratarse no consiste sólo en ingerir agua, sino en aportar el espectro completo de minerales -sodio, potasio, magnesio, calcio, fósforo, cloruro- que nuestro cuerpo necesita. Una alimentación con frutas y verduras, carnes, pescados, huevos, lácteos y frutos secos, garantizan la presencia de todos ellos. Y por supuesto, es fundamental incorporar grasas en nuestra alimentación, ya que las membranas de absolutamente TODAS las células de tu cuerpo están compuestas de lípidos, o sea, de grasa y las células que componen la piel no son la excepción. La grasa presente en la proteína de carnes, pescados y huevos, el aceite de oliva en crudo, el coco, el aguacate, los frutos secos, etc, son fuente de grasas fundamentales para nuestro bienestar y para el correcto estado de nuestra piel.
Nutrirnos e hidratarnos correctamente hace que nuestra piel esté más saludable y sea más resistente a las irritaciones. Así que, ¡a disfrutar a la mesa!
¿Cuándo consultar si notas molestias en el pecho?
Si a pesar de estos cuidados notas irritación persistente, grietas en el pezón en verano, dolor al amamantar o cambios en el color y textura de la piel, es importante consultar. Podría tratarse de una infección o de una alteración en el agarre que esté causando daño en la piel.
Otros síntomas que requieren atención profesional incluyen:
- Dolor intenso durante o después de las tomas
- Enrojecimiento que no mejora con los cuidados habituales
- Sensación de calor o fiebre
- Secreción inusual del pezón
- Bultos o zonas endurecidas en el pecho
No esperes a que los síntomas empeoren. Una consulta temprana puede evitar complicaciones mayores y permitirte seguir disfrutando de la lactancia en verano.
Consejos finales para el cuidado del pecho durante tu lactancia en verano
El verano invita a disfrutar y relajarse, también durante la lactancia. Cuidar tu pecho en esta época es un acto de amor hacia ti y hacia tu bebé. Con pequeños gestos y algo de atención, puedes prevenir molestias y vivir esta etapa con bienestar.
Recuerda que cada madre es única y lo que funciona para una puede no ser lo ideal para otra. Escucha a tu cuerpo, adapta estos consejos a tus necesidades específicas y no dudes en buscar apoyo cuando lo necesites.
La lactancia en verano puede ser una experiencia maravillosa si cuentas con la información y el acompañamiento adecuados. Estos cuidados del pecho, no sólo previenen problemas, sino que te permiten disfrutar plenamente de esta etapa tan especial.
¿Necesitas acompañamiento especializado para resolver dudas sobre lactancia o problemas específicos del pecho? Como fisioterapeuta especializada en lactancia, puedo ayudarte a encontrar soluciones personalizadas para tu situación. Puedes contactar conmigo aquí y disfruta del verano amamantando sin molestias. Tu bienestar y el de tu bebé son mi prioridad.